Microcuentos - Daniel C. Montoya

¡Rompimos el preservativo! –dijo asombrado al verlo colgar de su pene semi erecto, aun húmedo.
¿Cómo que lo rompimos? ¡Vos lo rompiste, que te movías como loco! Te dije, ¡despacio, me vas a lastimar, y mirá lo que hiciste! –Le retrucó enfadada su novia–. Bueno… al menos por mis fechas, no voy a quedar embarazada –razonó consolándose.
Lo importante es que no te contagies, pensó él, la culpa devorándolo pero sin animarse a confesar.
Como si estuviera durmiendo
Al abrir los ojos, no había nada reconocible, nada se relacionaba con su vida o su realidad. Entonces volvió a cerrarlos, envolviéndose mejor con la mortaja que la cubría.
Menor, pobre, soltera y madre
– ¡Nació muerta, lo juro! ¿Qué esperaban que hiciera?
A vista de los policías, el pozo ciego abandonado apenas se veía entre los pastizales.
Huída
Cientos de miles de ratas huían desordenadas; las cucarachas sólo se rezagaban por su menor tamaño; los pájaros libres hacía rato se habían desbandado; los pájaros domésticos murieron estrellándose contra los barrotes de sus jaulas; los peces de pecera agonizaron por propia voluntad en sus cubículos de agua y vidrio; los gatos y perros callejeros corrían, las lenguas desesperadas colgando de sus hocicos; los gatos y perros hogareños fueron a recostarse debajo de las camas de sus amos, como último acto de fidelidad.
La ciudad de donde se escapaba dormía sin culpas.
Sin ser detectados, gracias a la novedosa y secreta tecnología de evasión, la estela de los misiles nucleares ya se veía en el firmamento…
Rara variedad
Por cuarta vez en la noche le hacía el amor al cadáver de su esposa al no soportar que después de tantos años de felicidad, sin más, hubiera fallecido en la cama junto a él… hasta que su corazón le falló, estallándole.
Al amanecer, ella logró reaccionar de la rara variedad de epilepsia que comenzaba a afectarla.
Autor: Daniel C. Montoya. Centro Cultural Aníbal Troilo.
Etiquetas: Daniel Montoya, durmiendo, huída, madre, microcuento, rompió