martes, 20 de agosto de 2013

El tren Fantasma - Nélida Rabetzky


El tren Fantasma

Eli salió corriendo de su casa. Había llenado la mochila de cualquier manera, apuntes, lapiceras, viandita del almuerzo. Ya se le hacía tarde y tenía que ir a trabajar y no olvidarse de los apuntes de su clase del día porque después del trabajo tenía un parcial. Corrió a tomar el subte en Federico Lacroze.
¡No podía perder ese tren y sintió el golpe de las puertas cuando se cerraban a sus espaldas!
El vagón estaba repleto y trató de no alejarse mucho de la puerta porque bajaba en Pueyrredón.
Poco a poco el tren tomó velocidad, lo normal. Pero tuvo la sensación de que sucedía algo raro.
       — ¿Cómo, no para en Dorrego?— le preguntó a un muchacho que estaba junto a ella. Éste la miró con mirada ausente y no le contestó.
Lentamente la sensación de irrealidad se apoderó de ella. ¿Por qué el tren iba cada vez más rápido? ¿Por qué no paraba en las estaciones? ¿Y dónde estaban las estaciones? No había estaciones; el tren tomó un túnel que ella no conocía, con extrañas bifurcaciones mientras la velocidad aumentaba continuamente. Sólo existía el túnel bordeado de caños y cables.
Quiso preguntar a otros pasajeros. Cuando los miró se dio cuenta de sus miradas petrificadas; nadie hablaba, los chicos estaban quietos en brazos de sus padres, las miradas perdidas y los rostros de todos cada vez más grises a medida que la luz del tren se hacía más tenue y la velocidad cada vez más intensa.
¿Qué eran estas personas?
Aterrada dijo: ¡Por favor, en dónde estamos! ¿Cuándo vamos a parar? Parecía que nadie escuchaba, como si estuvieran en otra dimensión.
A inmensa velocidad, vio una luz al final del túnel. La máquina se fue deteniendo y llegaron sin novedad a la estación terminal, Leandro Alem. Instantáneamente las luces del tren recuperaron su intensidad normal y los rostros de los pasajeros recuperaron sus expresiones humanas. Todos recogieron sus cosas, las mamás tomaron de las manos a sus hijos  y salieron al andén. Eli hizo lo mismo.
La chica, que debió haber bajado en la estación Pueyrredón, tomó su celular y se comunicó con su trabajo:

— Sí, mirá, tuve un problema de transporte, voy a llegar tarde.

Texto: Nélida Rabetzky - Alumna del C. C. Aníbal Troilo
Arte: Fabián San Miguel

domingo, 4 de agosto de 2013

Te cuento como es Gesell en invierno - Erika Madrid


Ufa los poetas nunca mienten. Te cuento como es Gesell en invierno, aunque todo el mundo sabe como es en verano es necesarion mencionarlo para entender el invierno, es como dicen de la pena y la felicidad si no hubiera penas no se saborearía la felicidad, bueno en mi caso yo lo veo así. El invierno comienza así... cuando aún hace calorcito, pero cerraron el 50% de los negocios, los nenes comienzan a ir al cole de short y las nenas con mallas abajo del guardapolvo, a uno le bajan el sueldo al %0% pero estás raramente feliz porque ya no trabajás de lunes a lunes más de 16 horas (hablo del geselino común, no del que hace surf todo el año). El 28 de febrero si no es año bisiesto es un mundo de gente, de ruido, de colores, de perfumes, de olor a sal, tablas de surf, la casa llena de amigos que te rompen la paciencia para que vayas al mar con ellos, y en lo único que pensamos es en las 3 horas que nos dieron para dormir, ordenar la casa y preguntarle a los hijos si cambiaron el agua de la pileta. El 1ro de marzo te levantás con la misma adrenalina (aún sabiendo), abrís la puerta y no hay nadieS y digo nadieS porque se fueron todoS. Soy de esas personas que no se acostumbran al invierno ni al frío que sufren todo marzo y todo abril, un engrudo negro pegado en el pecho y después sufrir el frío, yo no lo sé llevar. Nací en Gesell y me crié entre Gesell y Pinamar... y no me acostumbro, no soporto tanta soledad a veces pero a su vez adoro el mar en invierno, tan callado, tan dulce, como agotado. En invierno voy a baires y no aguanto más de una semana... así que Gesell en invierno es... raro... por momentos es muy bello y tranquilo, uno se hace el cool y te vas con el jeep a tomar mates a los médanos, los nenes juegan en la arena y hacemos deportes en arboledas y los que nos dedicamos al "arte" dicen que es genial... pero a veces insoportable.

Fácil sueño de arroz y nueces
mirá como me quedé
sueñitos de mar en otroño dando vueltas.
Mirá cómo están de erguidas las lavandas
como el patio pierde sentido
y me quedo vacía, después de creer que estaba vacía
sabiendo que me renovaré otra vez aunque no quiera
y que seré feliz a pesar de mí.


Texto y fotografía: Erika Madrid - Artista invitada.
Blog: http://erikacmadrid.blogspot.com.ar/